Mis dos recuerdos que se me van a quedar grabados de este 2010 que llega a su fin sucedieron, curiosamente, en las mismas fechas y el uno influyó en el otro. Este año 2010 ha sido bastante especial y han pasado muchas y muy bonitas cosas, pero esas dos las recuerdo con mucho cariño. Los dos acontecimientos que han marcado mi 2010 sucedieron a finales de junio y principios de julio.
El día 11 de junio empezaba el Mundial de Sudáfrica 2010, que culminaría con nuestra primera estrellita en la camiseta. La fase de grupos la viví tanto en casa, en bares o en la Fan Zone del Bernabéu. Pero el día 28 de ese mismo mes, el mismo día que empezaba el verdadero Mundial, arrancaría mi otra aventura, un grupo de 51 personas partimos en autobús dirección a Astorga para emprender así el Camino de Santiago.
Así partí yo, con la mochila de 10 kilos, toda cubierta por una gran bandera de España, que me acompañaría durante toda la ¿expedición? El partido de octavos lo vivimos en el colegio, antes de partir, en una pantalla gigante que nos pusieron. En cuanto terminó escuchamos el ‘mochilas al hombro’ que oiríamos después durante los siguientes 12 días. La primera etapa fue muy dura, salimos sin haber dormido nada a las 4 y media de la mañana de Astorga, y llegamos a Rabanal del Camino con ganas de nada sin saber ni qué hora era: eran las 11 de la mañana. Pero por lo menos ese día pasó rápido y dormimos muy bien en literas desde las 9 de la noche.
Los días posteriores fueron normalitos, con algún problema como el día de Ponferrada, que al ser una ciudad relativamente grande, la entrada a la ciudad era bastante desmoralizante. Lo mejor de todo el camino eran los ríos en los que nos bañábamos, siempre llegaban cuando más lo necesitábamos!
El siguiente día importante fue el de los cuartos de final. Los disfrutamos en un bar en Villafranca, que ocupamos los 50 llenando todo para nosotros solos. Nos reímos, insultamos al árbitro, vamos! Como verlo en Madrid. Nuestras caras de desolación cuando le pitaron el penalti a Paraguay dieron paso a alegría extrema al ver pararlo al Santo y marcar el penalti posterior a Xabi Alonso, y a tristeza otra vez cuando lo anularon, falló el segundo; gritamos de rabia al no señalar el árbitro penalti en la jugada posterior, pero todo acabó con un final feliz, ya que Villa marcaría un gol no sin sufrimiento por esto de que dio 3 veces al palo. Seguíamos vivos en el Mundial, y podíamos proseguir el Camino.
Las dos etapas posteriores, con la subida a O Cebreiro incluida fueron muy bonitas por el paisaje tan chulo que teníamos a nuestros pies (magullados ya por esas fechas). Caminábamos a las 6 de la mañana con las nubes debajo ocupando todo el valle de las montañas, simplemente indescriptible. En Sarria tuvimos una piscina en condiciones, y al día siguiente llegamos a Portomarín, con su albergue ‘5 estrellas’ –me pasé 2 horas y media bajo la ducha, y había hasta un ordenador!-, pero sería el último albergue, todo lo demás polideportivos.
En Palas do Rei veríamos la gran semifinal, España-Alemania. Es un gustazo ganar un mundial, pero si le ganas a grandes como Alemania… que grandes somos. La crónica creo que no hace ni falta, la gran selección que estaba siendo Alemania renunció a su juego bonito para hacernos frente, y lo pagó caro. Nos costó abrir la lata, pero ahí estuvo el ‘tiburón’ Puyol para darnos lo que nos merecíamos, un gol a la todopoderosa selección germana, un gol de córner de libro, made in Barça. El estallido en el bar donde lo estábamos viendo -yo en primera fila sentado en el suelo con un dolor de cuello que me pasaría factura al día posterior- fue increíble, más de 200 personas en un mismo sitio bastante pequeño para semejante cantidad de gente. Tras sabernos finalistas del Mundial nos fuimos a dormir, ya quedaba poco, unos días más y Santiago nos esperaba.
Al día siguiente nos llovió, pero la ropa se secó pronto, nuestro destino sería Arzúa, donde dormimos en un club de kárate. El día 9 de julio llegaríamos a Arca do Pino, última parada antes de la Compostela. Allí encontramos a un hombre que venía andando desde Estrasburgo. El día 10 arrancó a las 3 y media de la mañana, que salimos para llegar a tiempo a Santiago parando un rato en el Monte do Gozo, desde donde ya se puede ver la catedral, muy bonito.
10 de la mañana, entramos en Santiago, nos descalzamos para recorrer el último tramo, peatonal. Traíamos una procesión detrás, con sus tambores, lo que consiguió una emoción mayor si cabe al unirse con las gaitas que estaban sonando a nuestra entrada a la plaza del Obradoiro. Increíble: ¡Ultreya! Lloros, abrazos, gritos, camisetas de la flechita… nada más puedo decir.
Esa noche no nos dejaron salir de fiesta por lo que decidimos descansar presintiendo la que podía haber la noche siguiente (por culpa de Iniesta…). Nos levantamos a las 7 y media de la mañana –nos pareció muuuy tarde-, para llegar a las 5 y media a Madrid, poder ir a casa, ducharnos, reencontrarnos con la familia y la cama, y salir a la calle a vivir la final de nuestro Mundial.
Yo la viví en Alonso Martínez, en el que ha sido nuestro bar casi siempre, La Luna. La final arrancó y no me lo podía creer, llevaba muchas horas andando, me dolía todo, no había dormido apenas, pero iba a vivir una final de Mundial! No fue nuestro mejor partido, no conseguimos tocar ni salir del juego sucio de Holanda, patada de Street Fighter incluida (xD). Fallamos mucho, perdonamos, Robben fue el mejor de la Oranje, casi nos la lía con varios tiros, que Iker nos salvó convirtiéndose, aunque ya lo era, en uno de los héroes del Mundial. Ni Robben, ni Sneijder, ni Howard Webb, por mucho que lo intentara, pudieron quitarnos el Mundial que era nuestro desde el primer momento, desde la derrota con Suiza hasta el gol de Iniesta. Iniesta de mi vida, Iniesta de todos los españoles ¡Gracias! No hay palabras para describir lo que sentía yo, y toda España en ese momento, solo quedaba una solución, ¡a bañarse a las fuentes! Y mojados, bajamos a la Castellana a encontrarnos con toda la multitud feliz como pocas veces en mi vida. La fiesta terminó para mí a las 3 de la mañana, y es que 12 días andando pesaron demasiado y no podía más.
Hacer el Camino de Santiago, muy recomendable, caminarlo mientras tu selección se alza con el título de Campeones del Mundo, no tiene precio.
Y la emoción de poder escribirlo algo más de 5 meses después, no me lo puedo creer.
Nos vemos y espero que os haya gustado, yo he disfrutado escribiéndolo, y FELIZ 2011!!!
Dany
Maravilloso
ResponderEliminarESPECTACULAR!
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